Esta es la Isla de Nueva Penzance. Mide 16 millas de largo. Llena de bosques de pinos y arces. Surcada por profundos riachuelos. Es territorio Chickchaw. No hay carreteras pavimentadas, pero (sonido de avión fuera de escena) aquí viene Jed con el correo. No obstante, hay muchos kilómetros de senderos y caminos de tierra y un ferry que sale dos veces al día desde Stone Cave.
Es 1965. Estamos en el extremo más alejado de Black Beacon, famoso por la tormenta feroz y bien documentada que entrará por el este el 5 de septiembre. Dentro de 3 días.
De esta forma nos introduce el narrador en la historia de Moonrise Kingdom, película de Wes Anderson estrenada en el año 2012. La cinta, aclamada por gran parte de la crítica mundial, narra una historia de amor entre dos niños de 12 años que va a alterar la pacífica vida de los habitantes de Nueva Penzance. Sin embargo, aunque este tipo de historias ya están bastante trilladas en la industria cinematográfica, Wes Anderson revitaliza el género que, acompañado de un apartado técnico de sobresaliente, logra crear una experiencia artística en todos los sentidos.
La problemática de innovar en un género desgastado
Este es el principal problema al que tienen que hacer frente gran parte de los escritores, guionistas, directores, etc., que quieran crear una obra romántica, pues prácticamente está todo dicho y hecho. ¿Cómo crear un buena obra romántica sin caer en los tópicos?
A decir verdad, una proporción de los autores no les importa el hecho de crear una buena obra, sino que prefieren alcanzar el éxito inmediato. Esto se debe a que son obras que, a pesar de conocer bien el camino por dónde va a discurrir la historia, a una gran parte del público gusta y engancha. Destacan sobre todo, las historias de amores adolescentes protagonizadas por el típico triángulo amoroso que, aunque mucho nos pese a algunos, ahí están entre los best- sellers o las películas más taquilleras de la historia.
Sin embargo, Wes Anderson ha logrado innovar dentro de tan manoseado género. En primer lugar, no se centra en la adolescencia, sino que retrocede un poco más, hasta la pubertad, una etapa dónde empiezan a darse los cambios que desembocarán en la complicada etapa siguiente. Los niños púberes todavía mantienen esa inocencia infantil, mientras empiezan a descubrir nuevas sensaciones y probar nuevas experiencias. Así llega el amor a los dos protagonistas, Sam Shakusky y Suzy Bishop, que les llevará a descubrir un nuevo mundo de sensaciones que alterará no solo sus vidas, sino las de la isla entera.
En segundo lugar, como se puede entrever, esta historia sigue los cánones de las historias románticas, esto es, un amor imposible que los amantes persiguen hasta sus últimas consecuencias. Sin embargo, Wes Anderson huye de la estética oscura que suele acompañar a estas historias, sustituyéndola por unos colores cálidos creando la apariencia de un cuento infantil mucho más atractiva e innovadora.
Una historia romántica en el pleno sentido de la palabra
Siendo sinceros la película tiene una historia bastante sencilla: Sam Shakusky, un niño de 12 años, huérfano y miembro de los Scout Caqui, y Suzy Bishop hija de dos abogados y con 3 hermanos, deciden fugarse juntos después de mantener una larga correspondencia desde el día en que se conocieron. Sin embargo, no será tan fácil pues toda la isla se pondrá en busca de los jóvenes amantes.
Como se puede observar, la película tiene todos los alicientes de una obra romántica: el amor prohibido, la oposición de los padres a la unión, el amante con pasado incierto... No obstante, Moonrise Kingdom tiene algo más que la hace distinta. El principal son los dos amantes, más bien niños, que para nada son los jóvenes pasionales o empalagosos vistos ya en el cine. Ambos darán sus primeros pasos en el amor desde la inocencia, actuando como adultos en un terreno que desconocen.
Por otro lado, están los adultos que quieren impedir esta relación, que no están movidos por rivalidades, como suele ocurrir, sino desde la frustración de no haber luchado por ese amor que ahora los niños quieren vivir.
Además, la historia está contada como un continuo que va de menos a más, incrementando la tensión que culminará en esa tormenta que al principio recordaba el narrador. Sin embargo, nunca cae en el típico románticismo sino que, gracias al apartado técnico que rodea a Moonrise Kingdom.
Un apartado técnico sencillo y bello
La película al igual que en la historia, también tiene en el apartado técnico unos recursos que la hacen única, gracias en gran parte al estilo propio de Wes Anderson. La fotografía de la película destaca a la hora de presentar escenas bastante pictóricas. Los colores de la película, se mantienen dentro de una gama semejante y muy vistosos, manteniendo un estilo propio y totalmente ajeno al oscurantismo romántico.
Además la estética de los personajes y de los lugares también la hacen única y bastante atractiva al espectador. Desde los Scout Caqui, pasando por el look de Sam Shakusky, incluyendo los lugares como la casa de Bishop, todos poseen unos colores bastante llamativos y que caracterizan a la perfección el mundo de Moonrise Kingdom.
La cámara muchas veces está fija en un punto, moviéndose los actores dentro de plano. De esta manera, el director logra crear escenas que parecen sacadas de una pintura. Además, no arriesga con planos difíciles solamente sitúa la cámara a la distancia suficiente para captar toda la acción que graba. Si bien hay algún movimiento, nunca son bruscos sino que presentan un continuo, usando a menudo el travelling lateral.
Además, la banda sonora es sensacional en la película, acompañando en todo momento a las escenas y yendo in crescendo según avanza la película. Además, hay algunas partes encaja a la perfección en diversos ámbitos como con los Scout Caqui o en el momento en el que ambos están bailando y suena Le Temps de l' amour de Françoise Hardy.
Wes Anderson: un autor con estilo propio
Quiero tratar de no repetirme. Pero al parecer lo hago continuamente en mis películas. No es algo que me esfuerce por hacer. Yo sólo quiero hacer películas que sean personales, pero interesantes para una audiencia. Siento que recibo críticas por colocar el estilo encima de la sustancia, y por los detalles que se atraviesan en el camino de los personajes. Pero cada decisión que tomo es la manera de sacar adelante a esos personajes.
Esta es quizás una de las citas más conocidas del director Wes Anderson respecto a sus película. El realizador de Houston, Texas, acostumbra a repetir ciertos patrones en sus películas: especial cuidado por los colores en sus películas, personajes simpáticos pero con un conflicto interno, causando sentimientos encontrados en los espectadores... Esto, unido a lo dicho anteriormente de su técnica, hace que sus películas parezcan una sucesión de obras pictóricas.
Este estilo propio se observa hasta en los carteles de las mismas películas, dónde se colocan en primer plano, centrados y en la parte baja a los protagonistas, mientras que el resto del póster aparece el lugar o referencias al mundo que el director recrea en la película.
Esto se observa en la mayor parte de sus películas como Bottle Rocket, Rushmore, The Royal Tenenbaums... Además, siempre suele trabajar con los mismos actores. También destaca Fantastic Mr. Fox, dónde adapta el clásico de Roald Dhal, mediante el stop-motion. Sin embargo, esta apariencia de cuento también se observa como he dicho, en Moonrise Kingdom.
Su próxima película se titula The Grand Budapest Hotel y está prevista que se estrene en marzo de 2014. La cinta estará protagonizada por Ralph Fiennes que interpretará al conserje de un hotel que entabla amistad con un joven que también trabaja allí. También aparecen en el largometraje Adrien Brody, Jude Law, Bill Murray, entre otros muchos.
Conclusión
Moonrise Kingdom es una emocionante película romántica, contada con sencillez pero detrás de la cual se esconden multitud de sensaciones. Al contrario de la tónica dominante en la industria cinematográfica, este está protagonizada por dos niños que dan sus primeros pasos en el amor y que lucharán por el triunfo de su amor hasta las últimas consecuencias.
Además, la técnica de Wes Anderson se opone al estilo oscuro que suele acompañar a estas historias gracias a su estilo personal, logrando recrear un mundo colorido y bello, convirtiendo cada fotograma en una auténcia obra de arte.
Es 1965. Estamos en el extremo más alejado de Black Beacon, famoso por la tormenta feroz y bien documentada que entrará por el este el 5 de septiembre. Dentro de 3 días.
De esta forma nos introduce el narrador en la historia de Moonrise Kingdom, película de Wes Anderson estrenada en el año 2012. La cinta, aclamada por gran parte de la crítica mundial, narra una historia de amor entre dos niños de 12 años que va a alterar la pacífica vida de los habitantes de Nueva Penzance. Sin embargo, aunque este tipo de historias ya están bastante trilladas en la industria cinematográfica, Wes Anderson revitaliza el género que, acompañado de un apartado técnico de sobresaliente, logra crear una experiencia artística en todos los sentidos.
La problemática de innovar en un género desgastado
Este es el principal problema al que tienen que hacer frente gran parte de los escritores, guionistas, directores, etc., que quieran crear una obra romántica, pues prácticamente está todo dicho y hecho. ¿Cómo crear un buena obra romántica sin caer en los tópicos?
A decir verdad, una proporción de los autores no les importa el hecho de crear una buena obra, sino que prefieren alcanzar el éxito inmediato. Esto se debe a que son obras que, a pesar de conocer bien el camino por dónde va a discurrir la historia, a una gran parte del público gusta y engancha. Destacan sobre todo, las historias de amores adolescentes protagonizadas por el típico triángulo amoroso que, aunque mucho nos pese a algunos, ahí están entre los best- sellers o las películas más taquilleras de la historia.
Sin embargo, Wes Anderson ha logrado innovar dentro de tan manoseado género. En primer lugar, no se centra en la adolescencia, sino que retrocede un poco más, hasta la pubertad, una etapa dónde empiezan a darse los cambios que desembocarán en la complicada etapa siguiente. Los niños púberes todavía mantienen esa inocencia infantil, mientras empiezan a descubrir nuevas sensaciones y probar nuevas experiencias. Así llega el amor a los dos protagonistas, Sam Shakusky y Suzy Bishop, que les llevará a descubrir un nuevo mundo de sensaciones que alterará no solo sus vidas, sino las de la isla entera.
En segundo lugar, como se puede entrever, esta historia sigue los cánones de las historias románticas, esto es, un amor imposible que los amantes persiguen hasta sus últimas consecuencias. Sin embargo, Wes Anderson huye de la estética oscura que suele acompañar a estas historias, sustituyéndola por unos colores cálidos creando la apariencia de un cuento infantil mucho más atractiva e innovadora.
Una historia romántica en el pleno sentido de la palabra
Siendo sinceros la película tiene una historia bastante sencilla: Sam Shakusky, un niño de 12 años, huérfano y miembro de los Scout Caqui, y Suzy Bishop hija de dos abogados y con 3 hermanos, deciden fugarse juntos después de mantener una larga correspondencia desde el día en que se conocieron. Sin embargo, no será tan fácil pues toda la isla se pondrá en busca de los jóvenes amantes.
Como se puede observar, la película tiene todos los alicientes de una obra romántica: el amor prohibido, la oposición de los padres a la unión, el amante con pasado incierto... No obstante, Moonrise Kingdom tiene algo más que la hace distinta. El principal son los dos amantes, más bien niños, que para nada son los jóvenes pasionales o empalagosos vistos ya en el cine. Ambos darán sus primeros pasos en el amor desde la inocencia, actuando como adultos en un terreno que desconocen.
Por otro lado, están los adultos que quieren impedir esta relación, que no están movidos por rivalidades, como suele ocurrir, sino desde la frustración de no haber luchado por ese amor que ahora los niños quieren vivir.
Además, la historia está contada como un continuo que va de menos a más, incrementando la tensión que culminará en esa tormenta que al principio recordaba el narrador. Sin embargo, nunca cae en el típico románticismo sino que, gracias al apartado técnico que rodea a Moonrise Kingdom.
Un apartado técnico sencillo y bello
La película al igual que en la historia, también tiene en el apartado técnico unos recursos que la hacen única, gracias en gran parte al estilo propio de Wes Anderson. La fotografía de la película destaca a la hora de presentar escenas bastante pictóricas. Los colores de la película, se mantienen dentro de una gama semejante y muy vistosos, manteniendo un estilo propio y totalmente ajeno al oscurantismo romántico.
Además la estética de los personajes y de los lugares también la hacen única y bastante atractiva al espectador. Desde los Scout Caqui, pasando por el look de Sam Shakusky, incluyendo los lugares como la casa de Bishop, todos poseen unos colores bastante llamativos y que caracterizan a la perfección el mundo de Moonrise Kingdom.
La cámara muchas veces está fija en un punto, moviéndose los actores dentro de plano. De esta manera, el director logra crear escenas que parecen sacadas de una pintura. Además, no arriesga con planos difíciles solamente sitúa la cámara a la distancia suficiente para captar toda la acción que graba. Si bien hay algún movimiento, nunca son bruscos sino que presentan un continuo, usando a menudo el travelling lateral.
Además, la banda sonora es sensacional en la película, acompañando en todo momento a las escenas y yendo in crescendo según avanza la película. Además, hay algunas partes encaja a la perfección en diversos ámbitos como con los Scout Caqui o en el momento en el que ambos están bailando y suena Le Temps de l' amour de Françoise Hardy.
Wes Anderson: un autor con estilo propio
Quiero tratar de no repetirme. Pero al parecer lo hago continuamente en mis películas. No es algo que me esfuerce por hacer. Yo sólo quiero hacer películas que sean personales, pero interesantes para una audiencia. Siento que recibo críticas por colocar el estilo encima de la sustancia, y por los detalles que se atraviesan en el camino de los personajes. Pero cada decisión que tomo es la manera de sacar adelante a esos personajes.
Esta es quizás una de las citas más conocidas del director Wes Anderson respecto a sus película. El realizador de Houston, Texas, acostumbra a repetir ciertos patrones en sus películas: especial cuidado por los colores en sus películas, personajes simpáticos pero con un conflicto interno, causando sentimientos encontrados en los espectadores... Esto, unido a lo dicho anteriormente de su técnica, hace que sus películas parezcan una sucesión de obras pictóricas.
Este estilo propio se observa hasta en los carteles de las mismas películas, dónde se colocan en primer plano, centrados y en la parte baja a los protagonistas, mientras que el resto del póster aparece el lugar o referencias al mundo que el director recrea en la película.
Esto se observa en la mayor parte de sus películas como Bottle Rocket, Rushmore, The Royal Tenenbaums... Además, siempre suele trabajar con los mismos actores. También destaca Fantastic Mr. Fox, dónde adapta el clásico de Roald Dhal, mediante el stop-motion. Sin embargo, esta apariencia de cuento también se observa como he dicho, en Moonrise Kingdom.
Su próxima película se titula The Grand Budapest Hotel y está prevista que se estrene en marzo de 2014. La cinta estará protagonizada por Ralph Fiennes que interpretará al conserje de un hotel que entabla amistad con un joven que también trabaja allí. También aparecen en el largometraje Adrien Brody, Jude Law, Bill Murray, entre otros muchos.
Conclusión
Moonrise Kingdom es una emocionante película romántica, contada con sencillez pero detrás de la cual se esconden multitud de sensaciones. Al contrario de la tónica dominante en la industria cinematográfica, este está protagonizada por dos niños que dan sus primeros pasos en el amor y que lucharán por el triunfo de su amor hasta las últimas consecuencias.
Además, la técnica de Wes Anderson se opone al estilo oscuro que suele acompañar a estas historias gracias a su estilo personal, logrando recrear un mundo colorido y bello, convirtiendo cada fotograma en una auténcia obra de arte.
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