martes, 3 de septiembre de 2013

El arte que Avilés ya no verá

Ayer 2 de septiembre, tuvo lugar la última sesión en los Multicines Marta de Avilés y Arte que no Ves estuvo presente en tan triste acontecimiento. Ni las bromas de Johnny Deep, ni las sucesivas escenas de acción de El Llanero Solitario, podían apartar de la mente de los espectadores la idea de que aquella era la última vez que iban a poder vivir la experiencia de ir al cine en la villa avilesina.



En cuanto a El Llanero Solitario, es una película entretenida, sin más. A pesar de sus dos horas y media de duración, se hace amena con las distintas escenas de acción, dónde destacan las escenas en los trenes. Por lo demás, personajes estereotipados, excepto Toro, el personaje interpretado por Johnny Deep, un pseudo Jack Sparrow comanche, pero quizás no tan carismático como el pirata. Pero, en general, la película no pasará a formar parte de las grandes del séptimo arte, incluso puede que pronto sea olvidada por muchos. Sin embargo, siempre será recordada por los que ayer acudieron a verla como la última película que se proyectó en un cine de Avilés.

Varios espectadores que acudieron a esta última sesión se quedaron hasta que la pantalla se quedó en blanco, indicador del fin de la cinta y del espectáculo fílmico en villa del adelantado. Aunque la película también motivó dicha reacción al colocar los créditos sobre una escena de un viejo y fatigado Toro caminando solo por el desierto. En cierta manera, todos los cinéfilos de Avilés seremos a partir de ahora ese indio, emigrando a otros lugares para tener que ir al cine, además de por otros motivos. Aunque bien es cierto que en el Centro Niemeyer se seguirán emitiendo cintas, estas no entran dentro del circuito comercial.



Así se pusieron fin a 65 años de cine en la villa avilesina. 65 años amenizando las tardes y noches de cientos de espectadores mediante el séptimo. A lo largo de mi vida he acudido cientos de veces ya fuera por ver una película concreta, pasar el rato con los amigos o, simplemente, de disfrutar de la sensación de ir al cine.



Allí vi al general Máximo Décimo Miridio convertido en gladiador y clamando venganza por su mujer e hijo asesinados. Aunque también vi al capitán británico Jack Aubrey de la fragata Surprise perseguir hasta los confines de la tierra a la Acheron francés.

Allí vi una de las últimas películas de un legendario Marlon Brando que contrataba a Robert de Niro para dar el último gran golpe.



Allí vi a un joven Harry Potter dar sus primeros pasos por el mundo mágico. Al igual que Frodo comenzaba su aventura hacia el Monte del Destino dónde debía destruir el anillo único.

Allí vi el inicio de la nueva etapa dorada de los superhéroes en el cine, encabezada por Spiderman y seguida por Daredevil, El Castigador, Iron Man, Thor... Aunque sin duda, nunca olvidaré Los Vengadores y el renacer de Batman a manos de Christopher Nolan, dos grandes hitos no solo dentro de las adaptaciones de cómics, sino también en el cine en general.



Allí vi a un Sean Penn interpretar al defensor y activista por los derechos de los homosexuales Harvey Milk, papel por el que recibió, merecidamente, el Óscar.

Allí también vi una trama de acción situada en un mundo onírico como antes nunca se había visto. Además de la película por antonomasia que nos hace dudar sobre si esto es la vida real o solo un programa informático.



Aunque también hay otras películas que no recuerdo tanto, sí me acuerdo de anécdotas durante las proyecciones: gente con risa escandalosa, reinterpretaciones de escenas de las películas durante la reproducción de las mismas, la primera vez en el cine de la villa con una persona muy especial... Momentos y películas que solamente pudieron ser vividos en dicho cine y que permanecerán por siempre grabados en mi memoria.



Hoy pasamos por delante del Cine Marta y el panorama no podía ser más desolador: las luces apagadas, los carteles retirados de las vitrinas y esquelas sobre las puertas recordando la muerte, no solo de un lugar emblemático, sino del cine en Avilés. En definitiva, un arte que Avilés ya no verá jamás.

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